El derechazo que encendió al Barça ante el Celta
Lamine Yamal volvió a dejar claro por qué todos hablan de él. Tiene 17 años, pero juega como si llevara media vida en esto. Contra el Celta, en un partido que se estaba torciendo, apareció con un derechazo furioso que puso el 3-2 justo antes del descanso. El estadio se levantó entero. Ruido, emoción, gritos. Todo al mismo tiempo.
Un inicio complicado para el Barça
El Barça había arrancado flojo. Muy flojo, diría. El Celta presionaba arriba, rápido, y cada contra parecía medio gol. La defensa culé no encontraba sitio. Y cuando más hacía falta alguien que rompiera el guion, ahí estaba Yamal. Recibió en la esquina del área, amagó un par de veces, y soltó un tiro seco con la derecha. La pelota se metió pegada al ángulo. El portero ni la olió.

Gol decisivo de Lamine Yamal al minuto 45+4 del primer tiempo
El gol que cambió todo
Ese gol cambió más que el resultado. Cambió el ánimo del equipo, del público, de todos. Yamal empezó a pedir el balón, a encarar, a levantar los brazos pidiendo ruido. Con 17 años, sí. Actuando como si llevara el brazalete. Su energía arrastró al resto, como si el gol hubiese sacudido algo que estaba dormido. El Barça volvió a parecer el Barça.
Gol de Lamine Yamal: Impacto en el mercado de apuestas
Y claro, el gol tuvo eco inmediato fuera del campo. En las casas de apuestas, las cuotas en vivo se derrumbaron en segundos. Lo vi en directo: la remontada del Barça pasó de ser una locura a casi una apuesta segura. Muchos aprovecharon el momento, metieron combinadas, cerraron cash outs con ganancia. Cuando un chaval así se enciende, el mercado se vuelve loco. Los operadores ajustan todo: las líneas, las props, las cuotas de “marca Lamine Yamal en cualquier momento”. Es casi automático.
Lamine Yamal: El heredero natural del espectáculo blaugrana
Con ese disparo, el “10” culé no solo salvó la noche, también confirmó lo que ya parecía evidente. Es el futuro inmediato del equipo, el heredero natural del espectáculo blaugrana. Tiene algo distinto: velocidad, descaro, esa manera de pegarle sin pensar. Da gusto verlo. Y lo mejor… es que apenas está empezando.






